José Manuel Cañas Reillo - Científico Titular del CSIC
Los primeros testimonios de escritura en Etiopía datan del siglo V a. de C. Son inscripciones escritas con caracteres del alfabeto sabeo, procedente del sur de la Península Arábiga. Estas inscripciones se hicieron en Dacamat, una civilización con sello sudarábigo que surgió hacia el siglo VII a. de C. en una región del norte del país, actualmente junto a la frontera con Eritrea. A partir de ese momento, ya en el contexto del reino de Axum, la escritura etiópica inició una evolución que duró varios siglos hasta llegar al alfabeto que conocemos hoy.
El alfabeto etiópico es uno de los más originales entre los semíticos, y además, es uno de los sellos de identidad de la cultura etiópica. En sus comienzos notaba solo las consonantes, al igual que el sabeo, pero con el tiempo fue desarrollando un complejo sistema de notación de vocales único en el mundo semítico. En este alfabeto está escrito el patrimonio literario de Etiopía y, especialmente, un texto fundamental en su cultura, como la Biblia. Estuvo durante siglos vinculado a la lengua de cultura de Etiopía, el gueez, pero desde el siglo XIX sufrió múltiples adaptaciones para servir como base de escritura a otras lenguas semíticas de Etiopía y Eritrea, como el amhárico, el tigré y el tigriña.
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